Por Toni Ramis

Cuatrocientos valientes estarán cruzando el mar en estos momentos, hundidos. Y con toda la razón del mundo. Este equipo es incapaz de ganar el partido más importante ante el rival más débil, y por eso merece ser, y será, equipo de Segunda la temporada que viene. Pero hasta la última jornada de la presente temporada jugará en la categoría que le corresponde por historia, por una herencia que ha durado dieciséis años. Y esos dieciséis años no nos los van a quitar nadie.

Porque, ¿qué es el Mallorca?, ¿qué es un club de fútbol? Los jugadores, el entrenador, los directivos vienen y se van, y sólo quedan un escudo rojo y dorado, y un nombre, el de nuestra casa. Y miles de personas que generación tras generación han dado su amor a ese nombre y a ese escudo: el Mallorca, hermanos, somos nosotros, la afición. Nosotros somos el espíritu del equipo, los que mejor conocemos al club y su historia, y los únicos que estarán ahí para siempre, en Primera, Segunda, o en cualquier división. Nosotros somos, y siempre seremos, una afición de Primera.

Es por eso que, en estos momentos difíciles, debemos estar más unidos que nunca. Ellos, los que cobran del club, los que lo están llevando a Segunda, no merecen nuestro apoyo; pero nosotros mismos sí merecemos, y debemos, ir al campo a recordarles que la camiseta que tienen el honor de estar vistiendo no es sólo de color rojo y ya está. Es del color de la pasión, del sacrificio, de la entrega, de una historia que va a ser centenaria, porque no permitiremos que lleven el club a la ruina. Nosotros debemos estar ahí para no dejarles descansar ni uno de los noventa minutos, gritándoles y espoleándoles.

Y cuando se consuma el descenso, y volvamos a Segunda, la Segunda que nos vio ascender para luchar en los mejores campos de España y Europa; entonces nos tocará a nosotros devolverle al club todo lo que él nos ha dado en sus años de gloria, aquellos años que pudimos disfrutar gracias a nuestros padres, que nos inculcaron ese sentimiento, y que lo recibieron a su vez de los suyos. También a ellos les debemos nuestra entrega como afición, porque ellos son los auténticos padres de estos años dorados del mallorquinismo. Su fuerza llevó en volandas a los jugadores y entrenadores que han pasado a la historia logrando todo a lo que ha llegado este club. Porque, hermanos, sin afición no hay Copas, ni finales, ni Primera División.

Así pues, llenemos de nuevo Son Moix el domingo ante el Levante, y de nuevo tras dos semanas ante el Betis, y de nuevo hasta el fin en la última jornada ante el Valladolid. Porque no podremos tener los mejores directivos, ni los mejores entrenadores, ni los mejores jugadores; pero juntos podremos ser la mejor afición del mundo.

Artículo de: http://www.rcdm.es/mensaje-de-union-una-aficion-de-primera/

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