Desde tiempos ancestrales los filósofos y pensadores reflexionan sobre el alma, sobre algo perpetuo de cada individuo y en la cual están integrados los sentimientos, el factor emocional que nos hace personas. Los sentimientos siguen una lógica general, y ésta parece inexistente en los directivos del RCD Mallorca quienes aparentan carecer de alma, de sensaciones.

El Mallorca celebró ayer un consejo de administración dramático, en ningún momento se miró por el futuro del Club ni por el amor de los aficionados hacia un Club al que están dirigiendo hacia su autodestrucción. Ningún avance para el Mallorca, ninguna noticia positiva, simplemente 5 horas de constantes bombardeos mutuos que alcanzaron sus objetivos en el secretario del Consejo, Carnicero, en el director General, José Maria Durán, y también en la mano derecha de Serra Ferrer, Damon Mark.

Todos ellos profesionales exentos de culpa alguna en la situación del Club pero que han sufrido en sus carnes la sed de venganza de los dos apoderados buscando debilitar la figura del otro. Resultado: ni ganador ni vencido, ambos debilitado y Claassen y Terrassa con más poder que nunca.


Si el Mallorca tiene palabras que le pueden definir a lo largo de los últimos años entre ellas destaca una, inestabilidad. Y en esta situación se está llegando a su cúspide. Un Club de fútbol sin dueño, sin jefe, siempre inestable y pendiente de amenazas y pactos entre unos y otros, en fin: inestable. Un caso único en el fútbol español, como diría Manzano: "somos el Mallorca"

Unos lloran, otros se alegran, otros inventan. Los mallorquinstas sufren. La mafia se ha apoderado de la planta noble de Son Moix, gente sin escrúpulos en búsqueda del poder haciendo todo lo que esté en sus manos, caiga quien caiga por el camino.

La tiranía de Cerdà, las locuras de Claasen, la degradacion de Serra, la prepotencia de Terrassa. Realmente ningún pacto tiene un futuro que otorgue un mínimo rayo de luz en este oscuro camino. El lunes otro capítulo de esta historia de terror. Por favor, abandonen el barco antes de que nos llamen el nuevo Racing.

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