37 minutos. Éste es el tiempo que duró el partido en el Iberostar Estadi. Antes de este fatídico minuto, la esperanza era la nota favorable. Una buena presión y la llegada del descanso auguraban un partido complicado y trabado para la apisonadora culé. Más allá del 37', se extendió un abismo que abarcaba hasta donde llegaba la vista. Un vacío increíble que generó Leo Messi con una jugada con la cabeza, más propia de un malabarista de circo que de un jugador de 1'69 metros. A partir de aquí la nada se cernió sobre el equipo de Laudrup y la ambición desapareció, a la par que hacía acto de presencia un Barça que juega a otro deporte que el resto de equipos de la competición.

El inicio había sido más que esperanzador. Más allá de las pocas ocasiones que disfrutó el equipo bermellón en esos casi 40 minutos, que fueron pocas (dos remates de Webó y un 'pase' de De Guzman a Pinto), la sensación era similar a la que se había vivido en el Camp Nou en el partido de ida (que acabó 1-1): el esfuerzo físico del Mallorca no permitía a los de Pep jugar a gusto. Sufrían. Tenían posesiones interminables y tocaban fácilmente hasta la línea de medios, pero a partir de ahí la trinchera perpetrada por Laudrup se cernía sobre los barcelonistas. El buen hacer de Pep Lluís Martí y Joao Víctor le apagaban las luces a Iniesta, que no acaba de encontrar huecos.

Pero el problema del Barça es que es como un dique desbordado: si tapas un agujero, te salen diez alrededor. Y anulado el manchego apareció Keita. Disfrazado del ausente por lesión Xavi y con un pase más propio del actual entrenador bermellón Michael Laudrup, le puso una 'cuchara' que Messi controló una vez con la cabeza y el segundo toque, también con la testa, le sirvió para superar a un inmóvil Dudu Aouate por alto. Con este gol se acabó el partido. Enseguida se vio que el Mallorca había bajado los brazos, había perdido la ilusión de correr tras el balón. Una posesión de casi el 80% agota a cualquiera, y con el marcador en contra todavía más.

Tras el descanso el equipo no cambió su fisonomía táctica e hizo lo que pudo para contener la avalancha. Pero fue poco. Primero Villa en un posible fuera de juego y después Pedro de un trallazo que rebotó en N'Sué lo suficiente para descolocar a Aouate, sirvieron para sellar un encuentro que no tuvo más historia que tres puntos más que se suman al casillero del líder. No se debe deprimir el Mallorca, esto le pasa prácticamente a todos los equipos de la competición, incluido el Real Madrid. La resignación y la suerte son los únicos remedios válidos ante esta máquina de generar fútbol. Ahora toca levantar la cabeza y buscar sumar en otra plaza complicada, la de Cornellá. Ahí sí que se puede rascar. Lo de ayer era lo más parecido a un paseo militar. No es la liga de los mallorquinistas. Es otra cosa.

3 comentarios:

  1. Teneis mucha razón,pero lo triste es la saña con la que se emplea el periodismo de papel contra el Mallorca...En Cornellá los quiero ver dando el callo.

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  2. Messi es mucho Messi..que le vamos a hacer , otra vez será para vosotros
    Saludos.

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  3. El Barça impuso su futbol una vez mas, ante eso poco pudo hacer el Mallorca aunque lo intento
    saludos desde Malaga

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