7.3.11
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Hoy me toca escribir de uno de mis ídolos de la infancia, uno de esos futbolistas que me marcaron de por vida y dejaron una huella imborrable en el corazón del mallorquinismo. Hoy me toca escribir sobre Goran Milojevic, uno de los mejores delanteros centro que han vestido la elástica rojilla a lo largo de su casi centenaria vida. Para situarnos en el inicio de su aventura en la isla, hay que remontarse al mes de enero del año 1992. El Mallorca venía de firmar una primera vuelta deplorable en la máxima categoría y era indispensable dar un golpe de efecto (en forma de nuevas adquisiciones) para tratar de revertir la trayectoria del equipo, que discurría irremisiblemente hacia la Segunda División. Eran tiempos muy convulsos para nuestro querido club. Miquel Contestí había dimitido como presidente el 9 de enero y, tras varias alternativas frustradas, Pau Llabrés se convertiría en su sustituto. Precisamente una de las primeras decisiones que tomó el nuevo presidente fue la autorización de los fichajes de los serbios Vlada Stosic (campeón de Europa el año anterior con el Estrella Roja de Belgrado) y Goran Milojevic (procedente del Mérida, donde se había convertido en el máximo goleador de la Segunda División A).
Milo (término con el que pronto le acuñó la grada) debutó con la camiseta bermellona (enfundándose el 10 a la espalda, que ya no abandonaría en todo su periplo mallorquinista) el día 9 de febrero de 1992 en el estadio Vicente Calderón, en partido de la vigésimo primera jornada de Liga. A pesar de la derrota (3-0), ese día ya se vislumbró que el Mallorca por fin había encontrado a un verdadero goleador, a un hombre de área en mayúsculas. Vino para sustituir a uno de los pufos más grandes que se recuerdan vestidos de rojillo, el uruguayo Peter Méndez (fichado en verano de 1991 procedente del Defensor de Montevideo), que se marchó después de no haber demostrado absolutamente nada (apenas jugó 11 partidos, en los que sólo logró anotar un gol). Por su parte, en los 18 partidos que jugó a lo largo de esa segunda vuelta, Milo anotó un total de 9 goles, una cifra más que destacable que demuestra su verdadero potencial como delantero. Sin embargo, a pesar de la destacada aportación de los fichajes de invierno, el equipo no pudo sobreponerse a la desastrosa primera vuelta realizada, con lo que acabó descendiendo a Segunda como colista.
Por desgracia, Milo sólo pudo agrandar su leyenda como mallorquinista en la categoría de plata del fútbol español, la misma que le había encumbrado defendiendo los colores del Mérida. Tras el fatídico descenso, perteneció a la disciplina mallorquinista durante 3 temporadas (1992-1995), en las que anotó 58 goles (casi 20 por temporada). Durante esos años, compartió delantera con nombres como Pepe Gálvez, Juan Sánchez (cedido por el Valencia en la temporada 1993/94), Milan Djurdjevic (jugador que vino precisamente recomendado por Milo, pero que resultó un fiasco mayúsculo) o Juanjo Doblas (jugador de la cantera). Todos ellos, sin excepción, se vieron beneficiados de la compañía del ariete balcánico, tanto en su juego como en sus registros anotadores. Por el hecho de estar en Segunda, el Mallorca era uno de los equipos “gallitos” de la categoría y eso se traducía en el hecho que la mayoría de partidos se saldaban con victoria, goles y buen juego, especialmente en el vetusto Lluís Sitjar. Pero si tengo que destacar algún momento, sin duda, sería el trío de jugadores serbios protagonizado, además de Milo, por Vlada Stosic y Goran Bogdanovic, un fino mediocentro y un habilidoso interior diestro, respectivamente. Los tres formaron una sociedad letal y tremendamente valiosa, posiblemente la mejor de la categoría, que nos brindó tardes de fútbol de muchos quilates que permanecerán para siempre en nuestras retinas.
Sin embargo, no todo fue un camino de rosas para el delantero de la extinta Yugoslavia. Recuerdo perfectamente sus encontronazos con algún periodista local (Tomeu Terrassa), que le recriminaba una supuesta intermitencia en su juego y la poca chispa que mostraba en los partidos en los que el Mallorca actuaba como visitante. Esa inusitada polémica provocó que las peñas más jóvenes se posicionaran claramente del lado del futbolista, que siempre tuvo el calor de la grada, lo que motivó que no se resintiera en absoluto su juego. De todas formas, mentiría si dijera que las quejas del citado periodista carecían de fundamento. Es cierto que el rendimiento de Milo fue descendiendo conforme pasaban los años y, en particular, en su última campaña vestido de rojo y negro, firmó actuaciones llenas de claroscuros, posiblemente contagiado por la errática trayectoria del equipo, que acusó mucho el cambio de entrenador (Jaume Bauzá fue destituido en la jornada 11, siendo sustituido por Nando Pons, el mismo que ahora protagoniza episodios judiciales contra el club). A pesar de ello, Milo consiguió cerrar su ciclo mallorquinista con una actuación estelar, firmando un hat-trick en la espectacular goleada (6-1) que el Mallorca le endosó al filial del Athletic de Bilbao en la última jornada de aquella Liga 1994/95. Recuerdo la vuelta de honor de un Milo emocionado, consciente que había jugado sus últimos minutos defendiendo nuestra camiseta. Aquel día éramos muy pocos en el Sitjar (unos 6.000, si no recuerdo mal), pero los que fuimos recordamos perfectamente aquella emotiva despedida. Meses más tarde, Milo fichó por el Celta de Vigo, equipo al que curiosamente también se sumaría el guardameta Toni Prats. Pero el instinto asesino de Milo ya se estaba apagando. Dio sus últimos coletazos en el Mérida y en el Villarreal (con un pequeño paréntesis en el América de México). Así, podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que el equipo en el que Goran Milojevic dio su máximo rendimiento fue el Real Mallorca. Se trata del delantero con mejor promedio goleador de la historia moderna del club (por encima incluso de Samuel Eto’o). Es cierto que el equipo militaba en Segunda, pero es incuestionable que dejó para el recuerdo goles de bella factura y diversa naturaleza, como prueba de su enorme talento.
Para acabar, hace pocos meses lo vi comprando en un conocido supermercado de Palma. No le dije nada, pero no pude evitar emocionarme recordando sus remates y sus desmarques letales. Sin duda, se trata de un futbolista que dejó huella. Pero análogamente, creo que Mallorca también le dejó huella a él. Por algo se ha quedado a vivir en la isla…

5 comentarios:

  1. No le conocia, curioso, gran entrada, Obiku, saudos!

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  2. Recuerdo todo el fondo sur haciéndole reverencias cada vez que marcaba un gol. Sin duda el que los periodistas (y no solo Terrasa) lo crucificaran hizo que más ídolo se volviera del Lluís Sitjar y, en concreto, del gol sur.

    Solo un apunte erróneo, su partido final acabó con victoria 6-2 frente al Bilbao Ath. y Milo anotó 4 goles ese día. De ese día recuerdo también alguna pancarta en favor de Bogdanovic para que no lo vendieran y lo renovaran por 2 temporadas más.

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  3. No sabía que el gran Milojevic vivía en Palma!! ambién fue uno de mis ídolos de infancia en esas tardes de domingo en el Lluis Sitjar...

    Carlos
    http://futbolyotrasdrogas.blogspot.com

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  4. Uno de los mejores nueves que ha tenido el Mallorca. Posiblemente, de los tres mejores. La lástima es que no le vimos en primera, más que media temporada.
    Mucho tiempo aguantó con el equipo en segunda, lo que es de agradecer.

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