Hoy, todos aquellos aficionados mallorquinistas que quieran buscar un culpable fácil a la decepción sufrida tras el partido de su equipo ante el Espanyol, lo encontrarán en el árbitro. El coruñés Ignacio Iglesias Villanueva, debutante este año en la máxima categoría, fue el triste protagonista negativo del partido de hoy: estuvo desacertado en las faltas, se equivocó en algunos fuera de juego clave y pitó un penalti contra el Mallorca que, como mucho, era falta. Ese será el análisis del forofo, del que siempre busca la culpa de sus males lejos de casa. Pero un análisis más profundo delata claramente que hoy no fue él el culpable de la derrota del equipo isleño.
Porqué la realidad es que hoy el Espanyol de Mauricio Pochettino estuvo muy por encima del Mallorca. Lo demostró desde el primer minuto, ante un equipo de Laudrup un tanto apático y que no se encontró cómodo sobre el campo en ningún momento del partido. Del minuto 1 al 90 los baleares sufrieron y lo intentaron, pero mostraron una inoperancia forjada seguramente en el buen hacer de los pericos. Callejón, Osvaldo y Luis García circularon el balón en ataque a sus anchas durante los primeros 30' minutos de la primera parte y, surtidos de balones por dos acertados Javi Márquez y Verdú, desarbolaban una y otra vez la defensa bermellona a su antojo. Hasta el penalti de la discordia: Luis García le hace un caño a Kevin en el vértice del área y, en su camino hacia el área mallorquinista y tras un forcejeo, el asturiano se va al suelo. El árbitro, guiado por la caída dentro del área grande de Aouate, señalaba un penalti injusto (la falta de Kevin se producía fuera) y provocaba el enfado de equipo y afición a partes iguales. Excelente lanzamiento de Luis García al palo y 0-1.
A partir de aquí el público del Iberostar miraba el reloj, veía que quedaba mucho y que el equipo, tras lo mostrado en los primeros partidos en casa, tenía capacidad de sobra para remontar. Sin reparar en que el Mallorca de hoy no era el de los tres primeros partidos como local. Una expulsión, más que dudosa (todo hay que decirlo), de Osvaldo tres minutos después por presunta agresión a Martí Crespí, ayudaba a fundamentar esa idea. Pero nada más lejos de la realidad. La superioridad numérica forzó al equipo a mostrar su peor cara: la de equipo débil, pillado a contragolpe una vez tras otra, desordenado, falto de ideas y tremendamente desacertado tanto en el pase corto como en el desplazamiento en largo.
La segunda parte, que podría haber servido para que el equipo se redimiera y se entonara de forma definitiva, fue más de lo mismo. El Espanyol, siempre bien colocado, esperaba agazapado atrás y devolvía los inocentes ataques mallorquinistas con vertiginosas contras que hubieran aumentado el marcador si Aouate no fuera el portero del Mallorca. Porque una vez más, y van tantas que es difícil contarlas, el portero fue lo mejor del equipo. Así se llegó al final del partido y una parte del público se fue a casa pensando que Iglesias Villanueva era el que había vencido al Mallorca. Y una realidad es que el Espanyol hoy fue mucho mejor, más compacto. Y la otra, que el Mallorca cuando se desprende de la garra y la motivación es un conjunto mucho más vulnerable y mediocre.
I del gol d'En victor, era o no era fora de joc?
ResponderEliminarSi haguessim començat guanyant.....