Hoy el Mallorca ha descubierto que, lejos de lo que digan los movimientos del club para fichar en este pasado mercado de invierno, el mejor fichaje estaba en casa. Gonzalo Castro, prácticamente desaparecido en la primera parte de la temporada y con la cabeza puesta en un posible traspaso desde hacía más de un mes, volvió. Y aunque el Chori no sea uno de esos jugadores que marcan la diferencia en los equipos grandes, para el Mallorca es como la diferencia entre la noche y el día. Es un jugador con duende, con gol, con oportunismo. Es capaz de no hacer un buen partido y aún así ser decisivo para su equipo. Como hoy.

Porqué el panorama para el partido ante Osasuna era ciertamente desalentador. Un rival crecido tras ganar a todo un Real Madrid, un estadio en el que los baleares no acostumbran a puntuar y un equipo mallorquín que arrastraba la pesada losa de acumular tres derrotas consecutivas. Por si no fuera suficiente, encima había bajas. Y importantes. Las ausencias por sanción de Nunes y Webó amenazaban con debilitar al equipo por los extremos. Lo que no se contemplaba era que Rubén volviera a lucir, no como lo hace cuando juega junto a Crespí, y que N'Sue se descubriera como lo que es: un gran delantero que a buen seguro será un recurso más que utilizado en esta segunda vuelta por su gran movilidad.

El partido empezó mal. Muy mal. A los 7 minutos el equipo ya iba por detrás. La culpa: tan extraña como demostrable. Un fallo impropio de Aouate, que luego mitigó con buenas paradas que salvaron al equipo, hizo que tras un cabezazo el portero dejara el balón muerto en el área para que Flaño marcara a placer. Otra vez a remar con el viento en contra. Olía mal, muy mal. La fe de los aficionados, maltrecha por las últimas actuaciones del equipo sobre el campo y las del club en los despachos, no daba para imaginar nada bueno sino todo lo contrario. A pesar de que Tejera lo estuviera haciendo bien, acompañado por los ya asiduos en los reconocimientos como son Martí y De Guzmán.

Pero un despiste lo cambió todo. Una contra muy bien llevada de Pereira por la izquierda acabó con un centro raso del francés al centro del área. De Guzmán amagó el control y el Chori (¡qué bueno que viniste!) que llegaba por detrás alojaba en las mallas lo que un minuto antes había enviado a la grada. El empate coincidió con los mejores minutos de un equipo que creció a partir del resultado. La segunda parte fue más anodina que la primera: menos ocasiones y menos juego. La entrada de Aki y Enrich dio aire al equipo de Laudrup cuando el conjunto más lo necesitaba. De la misma forma que se le critica al técnico danés cuando se equivoca en las sustituciones, hoy estuvo ciertamente acertado en los cambios. Se aguantó un empate que pudo no ser tal si, tras un remate de Pandiani y una parada de Aouate, Lekic, que no hizo nada, hubiera aparecido para rematar un gol en el segundo palo que hubiera supuesto una injusticia manifiesta. El empate era más que suficiente para ambos. Bueno (o muy bueno) para el Mallorca, inservible para Osasuna.

1 comentarios:

  1. Al final, el Mallorca pudo sacar un punto un anto im portante. SALUDOS!

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