Cuando un equipo llega a las alturas que estamos de
temporada con 6 derrotas consecutivas en su haber, las prisas se convierten en
urgencias. A pesar de haber jugado ante algunos de los mejores equipos de la
Liga, el equipo de Caparrós tenía la necesidad imperiosa de demostrarse a sí
mismos que no son el equipo débil e inoperante que han demostrado ser los
últimos 6 partidos disputados. Y hoy en Balaídos lo ha conseguido.
No ha hecho el conjunto isleño un fútbol vistoso ni
espectacular, pero sí que se ha asemejado más a esa roca difícil de perforar
que suele caracterizar a los equipos entrenados por el técnico utrerano. Lo que
vendría a ser el 'Capa style': presión, intensidad, concentración y, cuando el
partido esté más difícil y haya que cubrirse para no pasar frío, tener la capacidad
de aguantar el marcador. Si bien la defensa sufre un mayor número
de desajustes de los que querría Caparrós, lo cierto es que la sensación que
dan los bermellones es que en el momento que se recupere a piezas fundamentales
como Nunes o Márquez, el conjunto irá a más. Hoy estuvo Geromel en su línea de
sobriedad y progresión, pero a Conceiçao se le vio más fallón que de costumbre,
siendo el brasileño un defensa inestable que no aporta solidez a la zaga. La vuelta del
portugués será seguramente un alivio para la retaguardia del Mallorca.
Arriba, lo de siempre: Hemed hábil, encontrándose siempre en
el sitio adecuado y en el momento preciso; Víctor haciendo gala de buena
movilidad y desahogo del juego en las salidas, y escasa participación ofensiva
de un perdido Pereira y de un Nsue más preocupado por cerrar su banda que de
prodigarse en ataque. Es ante esta falta de participación de los volantes que
es cuando más se echa en falta que Pina dé el salto. Siendo un gran
mediocentro, sobre todo posicional y defensivamente hablando, le falta esa
llegada en segunda línea que te convierte en centrocampista total. Y clase para
hacerlo no le falta. Tal vez con la vuelta de Javi Márquez pueda ver aligerada
su obligada presencia en la creación y pueda prodigarse un poco más en la parcela
ofensiva.
El gol de Tomer Hemed, tras multitud de rebotes en el área, en la primera parte, fue neutralizado por el coreano Park, en l segunda, y que hizo poco más que eso en todo el
encuentro. La mayor amenaza de los celtiñas fue un omnipresente y
archipeligroso Iago Aspas, que por alivio de la parroquia mallorquinista fue
sustituido por su técnico, Paco Herrera, mediada la segunda parte. El poso que deja el partido es que el Mallorca
se va de Balaídos con un punto que debe saberse valorar y con la ilusión de saberse
fuera de ese mal momento puntual. Ahora que el calendario lo permite, es el
momento de que los isleños vuelvan a llenar el zurrón para no tener que
encomendarse a los santos durante la segunda vuelta de la Liga.
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