24.9.10
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Sin lugar a dudas, Samuel Eto’o ha sido el mejor jugador de la historia del Club, el crack en mayúsculas que jamás ha vestido nuestra querida camiseta rojilla. Un delantero con una potencia descomunal, un auténtico león indomable (apodo con el que se conoce a la selección de su país), con un carácter muy fuerte (que en más de una ocasión le generó problemas en la isla, aunque siempre bien atajados por el magnífico grupo de futbolistas veteranos que en aquella época estaban en el equipo, léase Olaizola, Engonga, Nadal o Miquel Soler) pero con una ambición ilimitada que contagiaba a sus compañeros, provocando que todos aumentaran su rendimiento y sus ansias ganadoras. En definitiva, un ganador nato, el verdadero culpable de que el Mallorca se codeara con los grandes de España y de Europa durante varias temporadas, el principal artífice del título de Copa del Rey logrado en Elche en el año 2003 y el mayor icono que se ha visto con el escudo del Mallorca durante toda su historia, gracias a su carácter ganador, su inagotable espíritu de superación y, sobre todo, a los 68 goles que marcó en su etapa en la isla, una cifra prácticamente inigualable y que pasará a los anales de la historia de nuestro Club.

Y eso que en un principio su fichaje no despertó apenas ilusión entre los aficionados. Corría la temporada 1999/2000 y después del partido que el Mallorca perdió por 2 a 1 en el Bernabéu ante el Real Madrid (tras desperdiciar un 0-1 en el minuto 89), Mateu Alemany negoció con sus homólogos madridistas la cesión de alguno de sus futbolistas menos habituales, con el objetivo de apuntalar la plantilla y poder afrontar la segunda vuelta con las suficientes garantías. El nombre más deseado por la secretaría técnica era el yugoslavo Perica Ognjenovic, pero el Madrid no quiso cederlo y finalmente surgió el nombre de Samuel Eto’o, que sería quien acabaría viniendo, aunque con no pocas reticencias. De hecho, a pesar de que su cesión se acordó un 17 de enero, el jugador camerunés no llegaría a la isla hasta bien entrado el mes de febrero, debido a su participación en la Copa de África (de la que precisamente se alzaría campeón, junto con el también mallorquinista Lauren Bissan).

El debut de Samuel Eto’o con la camiseta del Mallorca tuvo lugar el día 19 de febrero del año 2000, en el partido Mallorca – Celta correspondiente a la 25ª jornada de la Liga 1999/2000. Estaba bien avanzada la segunda mitad del partido cuando pisó por primera vez el césped del estadio de Son Moix, sustituyendo a Carlos Domínguez. El destino quiso que en su primer partido ya tuviera una participación decisiva para el equipo que en un futuro no muy lejano le encumbraría hasta la azotea del fútbol mundial, ya que dio el pase del gol de la victoria a Diego Tristán cuando se había sobrepasado el umbral del minuto 90 de partido. Era un debut inmejorable, el prólogo de la gran unión que se acabaría forjando entre Samuel, el Club y la isla. Pero no acabaría ahí la temporada. En los 13 partidos que jugó marcó un total de 6 goles, destacando por encima de todo su actuación en el Camp Nou en la 32ª jornada, donde marcó 2 goles y empezó a dar muestras de su habilidad y velocidad. Había estado solo media temporada, pero había empezado a calar entre los aficionados, por su espíritu de sacrificio y su trabajo incansable en el campo. Sin embargo, era una cesión y el 30 de junio debía volver al Real Madrid, aunque entonces no se sabía que iba a ser un viaje de ida y vuelta.

El verano del año 2000 fue uno de los más movidos en materia de fichajes, como también solía ser norma habitual en el Mallorca de aquella época. Pero pocos podían imaginar lo que iba a ocurrir en el mes de agosto. Coincidiendo con el acceso de Florentino Pérez a la presidencia del Real Madrid, el destino de Samuel parecía encaminado al Deportivo de La Coruña (vigente campeón) dentro de la operación de traspaso del brasileño Flavio Conceiçao al club blanco. Sin embargo, cuando todo estaba apalabrado, surgió el carácter indomable de Samuel, que se puso firme y manifestó que sólo saldría del Madrid para venir al Mallorca. Era algo muy noticiable: un jugador despreciaba al campeón vigente porque prefería venir a jugar al Mallorca. Con esta postura, se empezó a hacer un hueco imborrable en el corazón de todos los mallorquinistas, que asistíamos incrédulos pero orgullosos al desarrollo de unos acontecimientos que, como no podía ser de otra forma, acabarían con Samuel nuevamente en la sala de prensa del estadio de Son Moix, junto a Mateo Alemany, con el que comenzaba a labrar una relación muy especial. De hecho, la temporada 2000/2001 iba a significar un punto de inflexión tanto para el Club como para el propio Samuel. Con Luis Aragonés en el banquillo, se viviría la mejor temporada de la historia del Real Mallorca, al finalizar en tercera posición(con opciones para el subcampeonato hasta la útlima jornada), con un récord en el registro goleador (61) y de puntos (71) y, por encima de todo, con un fútbol de altísimo nivel, superando un inicio titubeante (el equipo era colista tras la cuarta jornada, precisamente en ausencia de Samuel, que estaba participando en los Juegos Olímpicos de Atenas, en los que conquistó la medalla de oro para Camerún, ganando en la final a la España del también mallorquinista Albert Luque), ganando por primera vez en la historia en el Santiago Bernabéu (0-2) y exhibiendo una firmeza indiscutible hasta el final (cinco victorias en las últimas cinco jornadas). Las razones que justifican estos datos son varias: el carácter ganador que imprimió Luis al equipo, la gran conjunción de veteranos y jóvenes en la plantilla, pero por encima de todo, el gran nivel demostrado por el tridente mágico formado por Eto’o, Ibagaza y Luque. Pero no todo fue un camino de rosas, ya que a finales de la primera vuelta hubo un episodio de tensión ocurrido en el campo de La Romareda, cuando Samuel fue sustituido por Jovan Stankovic en la segunda parte. La reacción del camerunés fue reprender a Luis por el cambio y éste, lejos de quitar hierro al asunto, se acercó violentamente hacia Samuel para zarandearlo. En un primer momento, dada la gravedad del incidente, parecía que Eto’o estaba agotando sus últimas horas en el Club, pero la mano izquierda de Luis y el gran apoyo del grupo de veteranos de la plantilla fueron capaces de reconducir la situación, haciendo ver a Samuel que con esa actitud no iba a ningún sitio. Fue como un bálsamo para el camerunés, puesto que, desde ese momento, se produjo su definitiva explosión de juego y goles (acabó la temporada con 11 tantos). De hecho, se convirtió en el jugador más importante del equipo en la segunda vuelta, lo que permitió el acceso a las plazas que daban derecho a disputar la Champions League, un sueño hecho realidad. Pero Samuel aprendió una lección impagable: el vestuario (con el maestro Luis a la cabeza) le había perdonado un gesto difícilmente defendible y le había ofrecido una segunda oportunidad que muchos otros le hubieran negado, motivo por el cual Samuel empezó a generar en su interior un grado de involucración inusual en un jugador foráneo, para tratar de retribuir al Club y a la afición el daño que hubiera podido causar. Y también esa temporada Samuel se dio cuenta que tenía un segundo padre (como él mismo reitera cada vez que se le entrevista): Luis Aragonés, al que siempre le agradece que le diera esa segunda oportunidad, sin la cual no habría llegado a ser el crack mundial que todos conocen y admiran. Así pues, la temporada 2000/2001 posiblemente sea el punto de inflexión en la carrera deportiva de Samuel y su consolidación como un grandísimo delantero.

La temporada 2001/02 empezó a cimentarse con una magnífica noticia para los aficionados mallorquinistas: la compra de los derechos de Samuel Eto’o al Real Madrid, por un montante de unos 10 millones de euros. Sin duda, el fichaje más caro de la historia del Club, aunque su calidad bien merecía el tremendo esfuerzo. Con el fichaje de Eto’o y el estímulo de la Champions League (se confirmó la clasificación del equipo en una caliente eliminatoria ante el Hajduk Split, resuelta en Son Moix tras una prórroga de infarto y con un protagonismo decisivo, cómo no, de Eto’o). Sin embargo, a pesar de las expectativas generadas y del esfuerzo de la directiva por mantener a todas las estrellas del equipo, desde el principio se vio que sería una año mucho más complicado. A pesar del partidazo ante el Arsenal, la lesión de Ibagaza y la mala dirección técnica del técnico alemán Bernd Krauss (sin duda, la marcha de Luis Aragonés supuso un contratiempo insalvable) condicionaron negativamente la temporada. De hecho, no se pudo pasar de primera ronda en el máximo torneo continental y en la Liga el equipo evitó el descenso de manera milagrosa, cuando todo el mundo había perdido la fe. Obviamente, Samuel se contagió de la apatía general y firmó su temporada más discreta: sólo marcó 9 goles (6 en Liga, 2 en Champions y 1 en Copa). Además, volvió a protagonizar varios encontronazos en diversos partidos, lo que le costó sanciones importantes, especialmente tras una agresión al jugador valencianista Angulo, fruto de la tensión y de la desesperación de verse con la soga del descenso al cuello.

Precisamente la sanción comentada impidió que Eto’o empezara la Liga 2002/03 jugando. De hecho, si no hubiera sido por este incidente, posiblemente se le hubiera traspasado. Sin embargo, por suerte para los aficionados, pudimos disfrutar de otro año fabuloso del camerunés, en el que anotó 15 goles (12 en Liga y 3 en Copa). En este sentido, resultó muy importante la figura del nuevo técnico (Gregorio Manzano), un psicólogo que le devolvió por la senda adecuada y le dio de nuevo los galones del vestuario. A pesar de un nuevo “cruce de cables” (esta vez ante el barcelonista Tiago Motta), Samuel hizo una grandiosa temporada, formando una gran pareja de delanteros junto al uruguayo Walter Pandiani y colaborando de forma decisiva en la consecución del título más importante de la historia del Club: la épica Copa del Rey de Elche, un momento que permanecerá grabado en el recuerdo de Samuel toda su vida, debido al fallecimiento de su compañero de selección Foe el día antes de la final. Sin duda, la emotividad tiñó de lágrimas la celebración del título, que Samuel, después de un partido para enmarcar (con dos goles y un penalty provocado), quiso dedicar a su amigo.




Cuando parecía que el título de Copa sería el broche de oro final a la trayectoria de Eto’o en la isla, aún quedaba otra temporada (la 2003/04) para disfrutar de su rebeldía incontrolable en el campo. Además, sería su mejor temporada en cuanto a números, ya que marcó un total de 22 goles (17 en Liga y 5 en la Copa de la UEFA). Pero me gustaría destacar un momento: después del partido que se perdió 1-2 ante el Villarreal de la 33ª jornada (en el que Samuel falló un penalty en el último minuto), el jugador camerunés no dudó en prometer a la afición, en una rueda de prensa cargada de emoción, que si el Mallorca bajaba a Segunda, él se quedaría para capitanear el regreso a la máxima categoría, algo que finalmente, por suerte tanto para él como para el Club, no ocurriría, porque el equipo hizo una recta final impecable, con cinco victorias consecutivas (una de ellas en el Bernabéu, 2-3, con una exhibición de Samuel, que marcó dos goles que celebró con rabia dirigiendo su mirada al palco presidencial que años atrás le había despreciado). Este sí era el broche final a su trayectoria en el Mallorca, el final de una leyenda inolvidable, con un corazón proclamado rojillo para siempre y con unos números increíbles que parece imposible que otro jugador pueda mejorar. El último “servicio” que hizo Samuel al Mallorca fue dejar más de 12 millones de euros gracias a su traspaso al FC Barcelona, en uno de los fichajes más mediáticos y complicados que se recuerdan en los últimos tiempos. Pero, desde la distancia, fueron muchas las veces que Samuel se acercó a “su” isla para ver jugar al equipo de su corazón y para estar cerca de su gente. Y me quedo con una promesa: cuando un periodista de Barcelona le preguntó si se veía en el Barça hasta la retirada, la respuesta de Samuel fue clara y rotunda: sus últimos años en activo están reservados para jugar en “su” Mallorca. Recordar a Samuel abre las puertas de la nostalgia: eran tiempos de luz en el Mallorca, tenerlo a él en el equipo significaba saber que, en cualquier momento, algo grande podía pasar en el campo. Porque si hay que definir a Samuel con un solo adjetivo, precisamente sería ese: GRANDE. Inolvidable Samuel. Te esperamos algún día, queremos que vuelvas a rugir en Son Moix con nuestra camiseta rojilla…


P.D.: Aquí os dejo el enlace con el que fue, posiblemente, el mejor gol de Samuel con la camiseta del Mallorca, especialmente por lo que representó en su momento. De todas formas, estaría bien que la gente que vaya entrando ofrezca su opinión (y cuelgue algún enlace, si es posible) sobre cuál fue el mejor gol de Samuel con el Mallorca.

2 comentarios:

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  2. Pues yo creo que el mejor que ha pasado por el Mallorca es Paco Sanz, lástima que el maldito entrenador no le diera la oportunidad que se merecía y acabó siendo el rey de la noche palmesana. ¡¡Ay, que borracheras míticas farloperas con chicas simpáticas fue abocado por todos aquellos que no le comprendieron!!
    http://www.bit.ly/8X5RlT él es el de la derecha.

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