Muchas son las ciudades que gozan de dos equipos en una misma tabla, o en una misma competición. De todos es sabido como son las fraternidades de equipos como Betis y Sevilla, Depor y Celta y en mayores peldaños, equipos como Espanyol y Barça o Madrid y At. De Madrid.


Hoy un equipo de nuestra ciudad y sobretodo de nuestra isla, puede dar un paso hacia delante (y nunca mejor dicho) para poder ser aquel equipo con el que competir y con el que compararnos en al menos una competición (la copa del rey).

El At. Baleares puede convertirse en poco menos de un mes en el primer equipo Balear en jugar en la segunda división española desde aquel Mallorca B de la temporada 98/99 que quedó 19º, pese a pasar los play-offs quedando tercero de su grupo. Los blanquiazules tiene por delante dos rondas que superar para ser equipo de segunda, algo que sin duda alguna será crucial en la continuidad de la entidad balearica.

Aunque de todo esto lo que más me llama la atención es la reacción de los bermellones ante el posible ascenso del eterno (?) rival. Hay quien se alegra por ellos, ya que algunos conocemos algún que otro balearico, o simplemente nos alegramos por el simple hecho de que sea un equipo de nuestra isla, de nuestra hermosa Mallorca. Por otra parte está la otra mentalidad, esa que dice (y respeto) que el Atlético Baleares no es más que un equipo segundón, con rabia hacia los barralets y con conductas agresivas, o simplemente no le gusta la idea por el simple hecho de que nuestro Mallorca perdería protagonismo, quien sabe.

Las dos opiniones son algo más que respetables, pero entre los dos extremos hay otro sector (a mi entender, el que más peso tiene) que es aquel que ha vivido un derby balear, un partido entre los dos “grandes” de la isla, que no olvidemos que no son otros que los más sabios de este deporte. Hay historias que podrían escribir libros por si solas, historias que cuentan como los aficionados balearicos saltaban las paredes del antiguo Lluís Sitjar para así, apedrear el campo (y viceversa). Imagino que vivir esa época debió ser de lo más gratificante.

La cosa queda que de subir el Atlético Baleares, habría más posibilidades de que los dos se toparan en la copa del rey, algo que sin duda alguna nos enseñaría realmente como ha sentado a ambas aficiones el tenerse que encontrar en un mismo camino, donde lo único que podrán demostrar es si el clima pasa a ser hostil, de convivencia, o por otra parte, de amiguismo.