El Mallorca se ha convertido en el típico mal estudiante que, reválida tras reválida, va agotando convocatorias para aprobar una asignatura por la cual no está preparado. A pesar de demostrar unas dotes más que suficientes para aprobar, su preparación es lamentable y no se aplica lo que debería. A pesar de que esos desmoronamientos vengan a veces dados por factores externos, como lo fue ayer Teixeira Vitienes en el partido.

En la enésima final el equipo de Manzano encajó de nuevo la que parece ser su cifra mágica esta temporada: tres. De nuevo tres goles, en casa, y sin duda en un resultado engañoso a todas luces. Pero tres goles encajados al fin y al cabo. Las excusas se pueden teñir de todos los colores, pero la realidad es una losa aplastante que repite todos esos indicadores que suele mostrar un equipo abocado al descenso: malos resultados en partidos favorables por juego y ocasiones; mala fortuna con los colegiados; errores de bulto en la retaguardia.

A todo esto se le puede sumar un factor determinante que puede que haya sido el haya logrado la cuadratura del círculo de lo negativo elevado al cubo. Tres figuras claves en el juego de las últimas temporadas (Aouate, Nunes y Martí), uno en cada línea del campo, han pegado en esta temporada su bajón sin duda fruto de la edad. El meta israelí, que muchas veces dio putos importantísimos al equipo, está hundido física y moralmente, y eso provoca que casi no pare nada. El de Nunes es un problema tal vez diferente: sumado a su edad, las repetidas lesiones musculares sufridas en las últimas temporadas han mermado su estado de forma y ritmo, y eso ha provocado un bajón aún más acentuado en su juego. Lo de Pep Martí sí que era más predecible a priori, pero no se logró una solución solvente.

El caso es que ayer el equipo comenzó con ganas, ganando con un golazo de Gio que sigue siendo la única luz de este equipo, y se fue deshinchando paulatinamente a partir del descanso. Poco a poco, el Getafe le fue comiendo el terreno y el tembleque en las piernas de los jugadores bermellones fue in crescendo. A pesar de que se pudiera incluso lograr el segundo tanto, el partido era un correcalles que poco o nada ayudaba a un equipo con la endeblez defensiva de los mallorquinistas. Ahí fue cuando apareció Teixeira para acabar de decantar la balanza y ponerle la puntilla al Mallorca. Un penalti por mano dudosísima de Nunes fue el 1-1 en lanzamiento a lo Panenka de Diego Castro. Con el equipo en estado de shock y dudando hasta del color de su propia camisetas, llegó Adrián Colunga para marcar dos goles en el 80' y el 84' y sellar el pasaporte de los isleños hacia la Liga Adelante. Fue bonito mientras duró, que fueron 16 años. No se puede estar semana tras semana esperando que los jugadores del equipo balear reaccionen y levanten el vuelo. Ningún equipo con las trazas y números de este Mallorca merecería nunca mantenerse.

1 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con esta crónica. Le pongo un pero al final... Porque solo merecen bajar los tres últimos sean cuales sean los números. La liga es larga y quedan 39 puntos en juego. La campana no ha sonado, cosas más raras he visto.

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