Minuto 51 de partido en el Santiago Bernabéu. Contra todo
pronóstico y ante la mirada atenta de todos sus seguidores, el Mallorca está
ganando por 1-2 en el campo del segundo clasificado del campeonato. Una primera
parte más que seria, ayudada por la empanada brutal de los madridistas han
servido para que los bermellones lleguen al inicio del segundo acto en una
nube. El equipo está funcionando como un reloj, ejecutando a la perfección ese
acordeón que tanto le gusta a Gregorio Manzano: contraerse para defender y
estirarse rápidamente para atacar. El equipo isleño se encuentra en un precioso
sueño en el que se imagina sumando algún punto en un campo en el que a priori
venía a perder. Todo está siendo de color de rosa... Hasta que Freddy Krueger
aparece en el sueño.
El Madrid, este Madrid para ser más concretos, es lo más
parecido al protagonista de la saga de películas de Wes Craven. Ya sea por h o
por b, bien por desgana de los suyos o por mérito del contrario, ya son muchas
las ocasiones en que el equipo blanco ha desaparecido del partido. Este año ya
han sido muchos los oponentes del Real que lo han vivido en sus propias carnes:
Real Sociedad, Celta o Deportivo saben de lo que hablamos. Lo tocaron con las
manos, pensaron que podían lograrlo... Pero entonces el más bonito de los
sueños se convertía, casi al instante, en su peor pesadilla. En el caso del
Mallorca, el paso del sueño a la pesadilla estuvo separado por 6 minutos, los
que transcurrieron desde el 2-2 de Cristiano Ronaldo de cabeza hasta el 4-2 de
Higuaín. Una apisonadora que mientras te mata no te deja ni respirar.
Y eso que durante el primer acto el Mallorca se lo ganó, y
mucho. Los de Manzano demostraron que son un equipo nuevo y plantearon batalla
a los de Mourinho. Dándole al equipo del técnico portugués de su propia medicina,
los contragolpes capitaneados por Gio y Víctor fueron una pesadilla para la
defensa local. Fueron dos los goles que lograron, en sendos remates de cabeza,
N'Sue y Alfaro, pero pudo haber caído alguno más. El equipo demostró creer en
todo momento en lo que hacía y eso se tradujo en un resultado favorable hasta
la aparición del Real Freddy. Ahí se acabó el sueño y se acabó todo. El quinto
gol solo fue la puntilla de un equipo que ni tan solo con el 4-2 le perdió la
cara al partido.
Lo que se debe llevar el equipo de vuelta a Mallorca no son
los 5 goles, como digo anecdóticos, sino la buena imagen mostrada y el buen trabajo
en todas las líneas. El Bernabéu no estaba dentro de los campos en los que el
Mallorca debe puntuar de aquí a final de temporada. No estaba en las quinielas.
Más allá de no puntuar, Manzano debe hacer entender a los suyos que, jugando
así, en condiciones normales se gana a la amplia mayoría de equipos de la Liga.
Y sino que se lo pregunten al Sevilla. La mejor noticia, además del juego, es
que la línea del descenso sigue situada a dos puntos, después de la estrepitosa
derrota del Zaragoza por 4-0. Los maños se erigen sin duda en el claro rival a
batir por los bermellones para evitar las brasas del descenso, con la ventaja
que los mallorquinistas están sacando lo mejor de sí en esta recta final y los
zaragocistas se deshinchan poco a poco como un globo pinchado.
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